“Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber”
Mateo 25:35
En Radio Zion, somos personas de fe. Y sabemos que la fe sin obras es muerta.
Somos conscientes que un día estaremos frente al Señor y él nos abrirá las puertas de los cielos, no por ser religiosos, no por ser fanáticos, no por memorizar textos bíblicos… sino por practicar las buenas obras, por decir que tenemos fe… a través de nuestras obras.
Cada jueves. Así llueva, haga mucho calor o frío. La radio envía un equipo a predicar la Palabra y llevar alimentos a los jornaleros que salen a buscar trabajo.
Varias veces nos han testificado que habían salido sin desayunar… y fuimos a las manos de Dios para que ellos pudieran comer ese día.
Y en ocasiones, incluso tuvimos el privilegio de enviar comida a la esposa e hijos que esperan al padre de familia.
Compartir de gracia, lo que de gracia hemos recibido, es una constante en Radio Zion.
Sin embargo, recientemente hicimos un esfuerzo extra, para obsequiar cien bolsas con alimentos para la Cena de Acción de gracias.
Una familia, al escuchar como algunos hermanos de Tijuana, a pesar de atravesar carencias y dificultades, siempre llegan a dejar su ofrenda en el radioton, fue movida a ofrendar para la compra de estas despensas.
El equipo de la radio, hizo su parte para organizar y garantizar una buena distribución. Pastores de Tijuana se unieron y facilitaron la compra de los comestibles. Y la librería La Puerta de la fe, como siempre, dijo presente como punto de encuentro.
La distribución se realizó en punto de las 9, donde cada persona que llamó previamente a la radio, fue anotada en una lista de personas que tendrían segura su comida familiar.
Hubo abrazos, sonrisas, testimonios y lágrimas. Una vez más, pudimos saludar a nuestra audiencia en persona. Cara a cara. Les pudimos ver a los ojos y decirles: Es por Dios y por ustedes… que hacemos lo que hacemos.
Es nuestra oración, que Dios nos permita muchos días de estos.
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La presente generación se distingue por la multitud de pensamientos, creencias religiosas, incredulidad y la maldad;
Otros se esfuerzan para encontrar la solución a los problemas de escasez de trabajo, violencia social y al gran número de enfermedades.
El plan de Dios para la humanidad ha sido declarado por su hijo amado. La iglesia necesita proclamar el resplandor de su gloria y la esperanza de la salvación, y la sanidad para todo el que crea, en Jesucristo.
¿Eres un creyente de Dios y de Jesucristo? participa como predicador del evangelio en tu vecindario, escuela, trabajo y por las redes sociales.
¡Dios te recompensará!
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Reino – G932 Basileia: prop. realeza, i.e. (abst) reinar, gobernar, o (concr.) campo, ámbito (lit o fig) reinar, reino.
Quien ora y expresa «venga tu reino», pide el establecimiento del reino de Dios en su vida y situación real cotidiana, no solo en su consumación en la era venidera, sino día a día, a través de la obra de Jesucristo y del Espíritu Santo.
El Reino de Dios se establece en nosotros cuando obedecemos al Señor y aceptamos su voluntad y autoridad en nuestras vidas.
En Romanos 14:17 encontramos la siguiente descripción del reino: «Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo».
Al imaginar un lugar donde está presente el conjunto de estas tres características, podemos visualizar un lugar donde sus habitantes poseen un alto grado de integridad, equidad, rectitud, verdad, descanso, reposo, alegría y regocijo. Por eso anhelantes decimos: ¡Venga tu Reino!.
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Aunque la Biblia presenta múltiples facetas del Padre, quiero enfatizar en las que considero que proveen bases más amplias para acercarnos a Él, con plena confianza como Nuestro Padre Dios, Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.
Miremos ahora al Padre de Gloria:
¡Qué magníficas noticias para los hijos de Dios! El Padre no solo nos ha regalado la salvación por la fe en el sacrificio de Cristo, sino que además nos provee a través del Espíritu Santo, una amplia herencia, sabiduría y revelación, no solamente en aspectos espirituales para la edificación de nuestras vidas, sino también en asuntos prácticos y para la solución de problemas cotidianos.
Efesios 1:17, «Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación en el conocimiento de Él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos».
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Aunque la Biblia presenta múltiples facetas del Padre, quiero enfatizar en las que considero que proveen bases más amplias para acercarnos a Él, con plena confianza como Nuestro Padre Dios, Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.
Miremos ahora al Padre de las luces:
Dios es nuestra fuente única, central, invariable y máxima de toda provisión espiritual y material, natural y sobrenatural. Esta verdad implica también que el Creador anhela dependencia exclusiva de Él.
Santiago 1:17, Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación». Por lo tanto, entendemos que del Padre provienen todas nuestras bendiciones y con confianza podemos pedirlas, teniendo en cuenta la verdad expresada en Lucas 11:11, «¿Qué Padre de vosotros si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente? ¿o si le pide un huevo, le dará un escorpión?». ¿Pues si vosotros siendo malos sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, cuanto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?
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Aunque la Biblia presenta múltiples facetas del Padre, quiero enfatizar en las que considero que proveen bases más amplias para acercarnos a Él, con plena confianza como Nuestro Padre Dios, Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.
Miremos ahora al Padre de misericordias:
¡Qué gran esperanza saber que nuestro Padre es en esencia, un Padre lento para la ira y abundante en misericordia! La cual está manifiesta en tantas bendiciones y promesas, pero especialmente en el regalo de Jesucristo y su obra redentora, y con el regalo de su Espíritu Santo.
Según cita 2 de Corintios 1:3-4, «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios».
Al recibir misericordia y consuelo divino, el Padre desea que nosotros podamos transmitir esta misericordia y ser instrumentos portadores de la misma. Con la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, se cumplió la venida del Consolador por excelencia, el Paracleto, el Espíritu Santo.
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Aunque la Biblia presenta múltiples facetas del Padre, quiero enfatizar en las que considero que proveen bases más amplias para acercarnos a Él, con plena confianza como Nuestro Padre Dios, Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.
Miremos ahora al Padre de los espíritus:
Dios es el origen y fuente de todo espíritu humano. Tanto en el Nuevo como en el Antiguo Testamento encontramos varios textos que respaldan y amplían el concepto de la Paternidad Espiritual Divina, por ejemplo:
- Hebreos 12:9, «Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?
- Eclesiastés 12:7, «Es que el polvo vuelve a la tierra como era, y el espíritu vuelve a Dios quien lo dio».
- Isaías 57:16, «Porque no he de contender para siempre, ni para siempre he de estar airado, pues se desmayaría delante de mí el espíritu y las almas que he creado».