Aunque la Biblia presenta múltiples facetas del Padre, quiero enfatizar en las que considero que proveen bases más amplias para acercarnos a Él, con plena confianza como Nuestro Padre Dios, Omnipotente, Omnipresente y Omnisciente.
Miremos ahora al Padre de misericordias:
¡Qué gran esperanza saber que nuestro Padre es en esencia, un Padre lento para la ira y abundante en misericordia! La cual está manifiesta en tantas bendiciones y promesas, pero especialmente en el regalo de Jesucristo y su obra redentora, y con el regalo de su Espíritu Santo.
Según cita 2 de Corintios 1:3-4, «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios».
Al recibir misericordia y consuelo divino, el Padre desea que nosotros podamos transmitir esta misericordia y ser instrumentos portadores de la misma. Con la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, se cumplió la venida del Consolador por excelencia, el Paracleto, el Espíritu Santo.
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