JUAN 1:1 En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
DIOS EN EL PRINCIPIO CREÓ LOS CIELOS Y LA TIERRA…(GEN. 1:1).
Él estaba en el principio con Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de Él, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.
En Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron.
Vino al mundo un hombre enviado por Dios, cuyo nombre era Juan. (EL BAUTISTA).
Este vino como testigo, para testificar de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz. (DE CRISTO=JESÚS).
Existía la luz verdadera que, al venir al mundo, alumbra a todo hombre.
En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de Él, y el mundo no lo conoció.
A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron. SI LE RECONOCIERON, PERO NO LE RECIBIERON).
Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, (LA SALVACIÓN Y VIDA ETERNA).
que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios. JESUS DIJO: “PADRE DE LOS QUE ME DISTE NINGUNO SE ME A PERDIDO, EXCEPTO EL HIJO DE PERDICIÓN (JUDAS).”
El camino de la traición se fundamenta en esa actitud de amar más lo material que a las personas, abortemos esa idolatría de nuestro corazón y creo que veremos cómo Dios nos hace abundar en todo porque entonces ya no nos hará daño. Las Escrituras consideran al corazón como la esfera de la influencia divina, por eso mismo leemos en las Escrituras el llamado de Dios cuando dice: dame hijo mío tu corazón.
De acuerdo al nuevo pacto que Dios hizo con su pueblo y según lo declara Hechos 15:9, Y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando con la fe sus corazones. Dios purifica nuestros corazones para luego escribir en ellos. El trabajo del evangelio es hermoso, ataca la raíz para sanar toda planta, al contrario de la religión, poda la planta pero deja la raíz.
El corazón, al estar en el interior, contiene al hombre interno (1 Pedro 3:4); esto es, al hombre real. Representa el verdadero carácter, pero lo esconde. En su sentido moral en el Antiguo Testamento, incluye las emociones, la razón y la voluntad. En el Nuevo Testamento denota: el asiento de la vida física, el asiento de la naturaleza moral y de la vida espiritual, el asiento del dolor, del gozo, de los deseos, de las percepciones, pensamientos, entendimiento, de los poderes del raciocinio, la imaginación, de la conciencia, las intenciones, propósitos, voluntad y de la fe.
En el Salmo 24:4 leemos que la limpieza del corazón es un requisito para subir al monte de Jehová, y estar en el lugar de su santidad. Así mismo el escritor del libro de los Hebreos nos invita a entrar al lugar santísimo según está escrito en Hebreos 10:22, Lleguemos con corazón verdadero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua limpia.
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