Expresa nuestro conocimiento del poder soberano de Dios sobre todas las fuerzas del mundo.
Al orar debemos pedir a Dios que nos cubra y de su protección. Que también cubra nuestras familias y posesiones.
El Salmo 91 nos regala tres importantes razones por las cuales podemos apropiarnos de la protección de Dios
- «Porque has puesto al Señor, que es mi refugio, al Altísimo, por tu habitación: no te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada» Salmo 91:9
- «Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre» Salmo 91:14
- «Me invocará y yo le responderé, con él estaré yo en la angustia, lo libraré y le glorificaré» Salmo 91:16
Como defensa ante las asechanzas y ataque del diablo, vistámonos con la armadura de Dios indicada en Efesios 6:14-17 y usémosla para entrar en oración: Efesios 6:18, «orando en todo tiempo con oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos», para que cubiertos con su protección podamos mantenernos firmes y seguros de la victoria que Jesús ha ganado por nosotros.
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